(Calles Ambato y García Moreno, barrio de San Sebastián, Quito)
Hasta abril del año 2013 funcionó en esta centenaria sede el último servicio de lo que fuera el Hospital Psiquiátrico San Lázaro. En el patio principal de este antiguo Hospital hay un pequeño grupo de árboles -entre ellos algunas magnolias- que reciben con vida y belleza a quienes cruzan el umbral de la portería. La moción para que sean declarados patrimoniales provocó la visita de técnicos del Jardín Botánico de Quito durante el año 2011, quienes pudieron comprobar que afortunadamente están en buen estado. Las fotos de esta página son fruto de esa visita.
Una primera nominación de estos árboles fue hecha en el 2009 cuando aún el Hospital funcionaba aquí, y la iniciativa tuvo entonces un enorme respaldo de lectores como ustedes. Gracias a ello, se logró que estos árboles sean incluidos en la lista de nuevos ejemplares identificados, en espera de una catalogación definitiva.
Las razones para la nominación fueron más allá de lo estrictamente botánico, dado el tipo de instituciones que albergó el inmueble. Si bien el Hospital ha salido, la función que cumplió sigue siendo desconocida para la sociedad. En reconocimiento a esa labor y a toda la historia humana, arquitectónica, social y médica que se desarrolló en el recinto quedan aquí unos breves fundamentos por los que esos árboles fueron nominados:
- Hay que encontrar una razón de salud para entrar a este edificio. La vida centenaria del Hospital San Lázaro ha albergado el dolor, la enfermedad y el estigma. Todos los que ingresaban lo hacían por esos motivos, de tal manera que ir a conocer a estos hermosos árboles sería una razón saludable de ingreso.
- Hay que perder el miedo de entrar a esta institución. El miedo es la fuerza que más ha contribuido a que la sociedad en su conjunto quiera desentenderse de los padecimientos que ella misma ha provocado. La serenidad de los árboles contribuye a mitigarlo.
- El reconocimiento de la belleza ayuda a sanar. Sin embargo, si la belleza y la salud no son reconocidas públicamente, como no lo han sido en este centenario recinto, no se logra un proceso social de salud. La declaratoria de árboles patrimoniales no solo permite visibilizar y proteger nuestro patrimonio botánico, sino que invita a visitar esta institución psiquiátrica con otros ojos. Reconocer la belleza natural nos cura a todos.
- Los árboles se encuentran en un edificio patrimonial. El conjunto arquitectónico que ocupa lo que fuera el Hospital Psiquiátrico San Lázaro es uno de los inmuebles monumentales del patrimonio nacional. Sumar el patrimonio natural al cultural los potencia a ambos. Los árboles están enmarcados en el bello entorno de un amplio patio colonial dentro de un edificio que tuvo múltiples usos. Fue construido para noviciado de los jesuitas en lo que entonces era el límite sur de la ciudad.
- La visita del patio podría complementarse con otras áreas. La capilla contigua fue restaurada en el año 2011 y ha sido uno de los ejes de la vida hospitalaria y barrial durante varios siglos. Mientras más se reapropien los visitantes de un entorno arquitectónico dignificado, más descenderá el sentimiento injustamente oprobioso que se ha adjudicado al padecimiento psiquiátrico.
Sin embargo, transcurrida más de una década de la salida del Hospital San Lázaro y sin ningún uso adjudicado al inmueble, el edificio se encuentra abandonado y en franco deterioro. Hoy quizás los árboles sirvan de cuña para ingresar a este sitio histórico y empezar la puesta en valor de un bien que tuvo un peso tan grande en la vida de la ciudad. - Permitir un diálogo multidisciplinario. Sea a propósito de los árboles o de cualquier otra posible entrada, en esta institución confluyeron profesionales que ordinariamente no creerían que tienen nada que decirse: botánicos y psiquiatras, enfermeras y restauradores, ingenieros y cocineras, albañiles y psicólogos, historiadores y personal de limpieza, arquitectos y pacientes psiquiátricos. En vez del concurso de todos ellos, el único que queda en el edificio es un íngrimo guardia que impide el vandalismo del inmueble. Tal vez la música sea la que ahora pueda volver el edificio a la cordura.
- Los árboles se quedan, cualquiera que sea el futuro del inmueble. El dueño del edificio es el Instituto Metropolitano de Patrimonio y el dueño del Hospital fue el Ministerio de Salud Pública. Las decisiones que se tomen respecto al nuevo uso que se le dé deben ser complejas, pero mientras más orgánicas sean, mientras más involucren acciones que partan de la comunidad -como el apoyo a esta declaratoria- más posibilidad tienen de que sean decisiones acertadas.
- Los árboles como el primer y más fácil acto simbólico. Pocos se dan cuenta de cuánta reparación y cuánto reconocimiento necesitó en vida una institución como el Hospital Psiquiátrico San Lázaro por todo el desconocido servicio que prestó a la sociedad. Sin actos de esta naturaleza no se puede hacer visible ese servicio ni ese reconocimiento. La declaratoria de árboles patrimoniales es un primer paso en esa reparación.
- Los árboles tienen algún rastreo en la historia. La investigación sobre este Hospital ha permitido dar con unas pocas fotografías de época, alguna de las cuales muestra los árboles cuando eran pequeños. No solo eso, sino que se ha podido construir un entramado parcial de lo que fue la vida hospitalaria, de la cual estos árboles han sido testigos permanentes.
- La investigación sirve para transformar la realidad. Si bien esa reconstrucción no se centra en lo botánico, los árboles pueden convertirse en una especie de cuña para comprender el entorno que les rodea y desencadenar otras acciones que contribuyan a sanarlo. La declaratoria de árboles patrimoniales es apenas un botón de lo que una acción consciente puede lograr.
Si bien, como dijimos, estos ejemplares ingresaron a la lista de árboles nominados gracias al generoso apoyo de muchos lectores como ustedes y a una tarea administrativa que no suele verse, ese es efectivamente solo un botón. Lo que queda pendiente es una tarea: reconocer dentro de la historia que se desarrolló en el Hospital San Lázaro nuestro propio rostro. Una parte de esa historia ha sido documentada y escrita para que pueda servir a ese propósito. Les invitamos a leerla, también como una forma de contribuir a sanar nuestro pasado. (Para descargar gratuitamente la publicación, favor ir a la pestaña Libros de esta misma página web).
Las presentes razones han servido de base para nominar dos veces más a estos árboles en el año 2023 y 2024 esta vez ante la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito que es la que actualmente tiene a su cargo las declaratorias. Esta dependencia municipal ha hecho una nueva inspección y los ejemplares han quedado oficialmente identificados y se encuentran en una lista de candidatos para potenciales declaratorias futuras.
Cualquier resolución a ese respecto la publicaremos en esta misma página.
Gracias por su respaldo.