Mariana Landázuri Camacho

Taller inicial que une por primera vez a los tres cantones por los que atraviesa el río: Mejía, Rumiñahui y Quito. El objetivo es llegar a establecer un comité de gobernanza de toda la cuenca, replicando las experiencias exitosas del Azuay.
Ignorantes de que vivimos rodeados de agua que no podemos beber, Quito se bebe el agua que trae de la Amazonía ecuatoriana, cada vez de más lejos, cada vez en mayores cantidades. La capital cree que es su mérito tener agua de tan alta calidad, cuando es mérito del páramo. Y tiene la miseria de devolver esa misma agua, solo que putrefacta, al Chocó andino, a la provincia de Esmeraldas y al mar.
¿Rodeados de qué agua vivimos que no vemos y que no bebemos? Los ríos se llaman Monjas, San Pedro o Machángara, por mencionar tres, que no sabemos ni por dónde atraviesan. Al revés, su sola mención provoca el efecto de un revulsivo que es preferible evitar. Quién diría que esos ríos también nacieron prístinos.
El resultado es a lo que hemos llegado: completa desconexión urbana del entorno, el derecho al agua llevado a la categoría de privilegio y ninguna noción de responsabilidades.
Responsabilidad de pagar el costo real del agua (ambiental, social, económico), de que las autoridades no se ufanen de dotar del servicio a la población cuando no han previsto su purificación posterior, responsabilidad de no robar a las cuencas hidrográficas el caudal que requieren para todo el servicio ecosistémico que prestan.
También la Amazonía está rodeada de ríos de los que no puede beber, como clamaba la Iglesia católica reunida en la cumbre panamazónica de Iquitos, en septiembre de 2025. En Quito, en cambio, el IV foro nacional para la erradicación de la desnutrición crónica infantil ponía el énfasis este año en el agua (octubre 2025). Allí se mostraba la cartografía de la desnutrición. Sin tener alguna otra zona geográfica de dónde traerse el agua, cómo no va a ser la Amazonía la región del país con más altos índices de desnutrición. Cómo.
El Ecuador entero consta en un infamante tercer lugar latinoamericano en padecer de desnutrición crónica (¡solo por debajo de Haití!). Los foros nacionales afortunadamente abarcan a casi todos los actores que tienen relación con este tema y se diría que es de las pocas campañas en las que hemos logrado unirnos como país.
Lo que sorprende es que al pensar en agua segura, excepto los cuencanos, nadie hable de limpiar los ríos. ¿Imposible, demasiado ambicioso, tan costoso que mejor que otros lidien, más adelante, no ahora, no a mí?
A quién, entonces, si no hay manera de que no nos estalle en la cara. Inadmisible es que la población sea desnutrida y que no invirtamos en que el agua de sus ríos no la mate. Dicen de los humanos que somos la única especie que no puede salvarse a sí misma porque resulta demasiado caro. Muriéndonos de sed junto a la fuente que nos envenena.

El bosque seco tumbesino se encuentra con el bosque húmedo del Chocó, que termina en esta provincia.
A un lado del Bosque Petrificado corre el río Puyango, denso y contaminado, por el que el Perú ha interpuesto un juicio al Ecuador.